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| Freeimages/Alicia Jo McMahan. |
El pasado viernes de regreso a casa me encontré un periódico en un banco del andén del tren. El artículo de la primera página hablaba de como hacer que las casualidades tengan sentido y por supuesto en las páginas interiores, el artículo hablaba de Carl Jung y el concepto de sincronicidad. Me interesó y lo cogí para entretenerme durante el viaje.
El artículo contaba que en un estudio, gente interpretaba sucesos como señales. Por ejemplo, una mujer viuda que se sentía mal por salir con un hombre. Ella se preguntaba que pensaría su marido con esa nueva relación. Un día, limpiando la tumba de su marido se cortó en el dedo y tuvo que ir al hospital donde le cortaron el anillo de boda. Su novio y ella lo interpretaron como una señal: era correcto proceder con la relación que habían empezado. El autor del estudio decía que fue ella misma (involuntariamente, claro) la que se cortó el dedo y lo interpretó como una señal de su marido.
El artículo sigue contando que las coincidencias nos alertan de nuestros propios deseos. A estas coincidencias, a estos sucesos vinculados por los sentidos de una manera acausal, Carl Jung lo llamó sincronicidad.
Porque en realidad somos nosotros mismos los que filtramos la realidad y la interpretamos. Somos nosotros mismos quienes creamos nuestras oportunidades. Cuando nos sentimos inseguros por cualquier motivo, llamamos señal al disparo de salida para hacer realidad nuestro sueño e ir a por nuestra meta. La señal la ponemos en algo fuera de nosotros mismos, pero en realidad somos nosotros quienes nos estamos dando el permiso interno.
Este cuento me pareció apropiado para hablar de la sincronidad y cómo somos nosotros mismos quienes creamos nuestra realidad y las oportunidades que nos aparecen en la vida.
¡Deseo que os guste!

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