Para definir una meta, es muy útil recordar el anacronismo inglés "SMART goal". Smart significa listo o lista y las cinco letras significan:
S= Simple
M= Mesurable, es cuantificable
A= Alcanzable
R= Realista
T= Término, es realizable en un tiempo concreto
Por ejemplo, imaginar que quiero ser rico no es una meta. Tal vez podamos definirlo como un sueño porque definirlo como una meta según los cinco puntos anteriores es indefinible. En cambio, ponerme una meta de ganar, digamos... mil euros más al mes puede ser una meta. Es una idea simple y se puede cuantificar (1000). Es alcanzable dentro de mis parámetros personales. Además es realista (según los recursos personales y obstáculos que me habría definido anteriormente). Pero, ¿falta algo? ¡Claro que sí¡ El término a realizarlo. ¿En cuánto tiempo creo que puedo ganar estos mil euros más al mes? ¿Un mes o quizás un año? Entonces vamos a redefinir la meta. Mi meta es ganar mil euros más al año dentro de los nueve meses siguientes. ¡Esto sí es una meta!
Ayuda muchísimo escribir en una hoja de papel nuestra meta, las cinco SMART definiciones de nuestra meta y los pasos a seguir, los recursos personales y los posible obstáculos. Y no sólo escribirla en un papel sino que además vamos colgarla en un sitio bien visible como la nevera o la pared cerca de la mesilla de noche para que podamos leer lo que hemos escrito una vez a la semana y así recordar dónde queremos llegar.
Ten la certeza de que es posible conseguirlo.
Déjame que te cuente un cuento:
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