EL CEPILLO DE DIENTES COMO SIMBOLO DE ESPERANZA

Freeimages.com/Per Hardestam

La llegada de un hijo es siempre un acontecimiento feliz y esperado. Cuando la llegada de un hijo es por vía de adopción, a veces, la feliz espera puede convertirse en una espera muy larga. Así pasó con la llegada del segundo hijo adoptado en un país africano de unos amigos míos. Esta semana después de años de esperar con una mezcla de emociones de esperanza y desesperanza a la vez, su sueño se ha hecho realidad.

Muchas familias adoptan niños en el extranjero y empieza ese estupendo viaje de ser padres. Las adopciones internacionales están sujetas a las leyes del país donde los niños viven y las leyes de adopción del país de los padres adoptivos. Pero como pasa muchas veces, las leyes cambian y cuando esto sucede en medio de un proceso, éste se hace más largo y más tedioso.

Esto es lo que les pasó a unos amigos míos.

Mis amigos empezaron la tramitación de una adopción en un país africano de un niño de tres años. Estaban realmente contentos y aparentemente en un año el niño llegaría a su casa. Una de las cosas que hicieron para preparar la llegada del nuevo miembro de la familia fue poner en su cuarto de baño un nuevo cepillo de dientes, el del nuevo hermanito.

Durante más de tres años mis amigos tuvieron colgado el cepillo de dientes de su segundo hijo en el cuarto de baño. En medio del proceso de adopción, este país cerró todos los trámites de adopción internacional debido a la gran cantidad de bebés usados para tráfico de órganos. Durante mucho tiempo mis amigos creyeron que el país de su nuevo hijo no dejaría adoptar más niños y las puertas permanecerían cerradas por largo tiempo. 

Pero nunca sacaron el cepillo de dientes del cuarto de baño.

Finalmente su sueño se ha hecho realidad y casi tres años después de la fecha prevista, su hijo ha llegado. Una admirable actitud de unos padres que fueron pacientes, nunca perdieron totalmente la esperanza y visualizaron esta realidad con cuatro cepillos de dientes en el cuarto de baño que ya se usan entre risas y chapoteos de agua.