Un día mi amiga Sara me dijo que había roto con su pareja. Continuaban siendo amigos pero vivían separados. Entonces, Sara se fue vivir a una casa con otra gente. Uno de sus compañeros de piso era el amigo introvertido que vivía en la parte inferior de la otra casa. Pasaron los meses y esa primavera, riendo, Sara me dijo que el compañero de piso le había pedido ser su novia. Él le dijo que siempre la había querido pero que nunca se atrevió a decírselo. Le pidió sólo que se lo pensara unos meses y le diera una respuesta para finales de verano. Si no aceptaba, él regresaría a Perú. Recuerdo que yo le dije a mi amiga que era difícil ser amiga de un hombre, viviendo en el mismo techo y no sentir alguno de los dos algo más que una sincera amistad. La cosa quedó aquí y no se habló más del tema.
En Agosto, para el cumpleaños de mi amiga, Sara y yo quedamos en almorzar juntas. Para mi sorpresa el compañero de piso vino al almuerzo. A la hora del brindis, alzó la copa y deseó un feliz cumpleaños a la futura madre de sus hijos. Yo me quedé a cuadros. Dos días más tarde, Sara me explicó lo ocurrido el día antes del almuerzo y describió a su nuevo novio como un buen hombre, hogareño, que no le gustan las fiestas y del mismo país. Dijo que era fácil estar con él.
Al cabo de tres meses fueron de viaje a Nueva York. En ese viaje su novio Antonio le pidió la mano a mi amiga sara y ella aceptó. A los pocos meses se fueron a vivir a una bonita casa a las afueras de la ciudad y al cabo de un año mi amiga me pidió si la podía acompañar a comprar el vestido de novia, pues habían decidido con su novio que era el momento de casarse.
La boda era el siguiente paso de esta bonita relación. Toda mi vida recordaré la cara de Sara, esperando el autobús bajo una tenue luz de una farola pocos días antes de ir a comprar el vestido.
- ¿Habéis ido al abogado, Sara? Ya sé que esto es muy poco romántico, pero tu familia es adinerada y nunca se sabe que va a pasar en un futuro, le dije yo.
- No, Marta... ¡esto es para toda la vida¡ Me respondió con un tono de voz medio enfadada, medio sorprendida.Yo me quedé sin palabras, reflexionando su respuesta en silencio cuando estábamos ya en al autobús.
¡Claro que sí¡
Su relación va a ser para toda la vida porque esa firme creencia de que va a ser para toda la vida, hará que así sea. Al cabo de cinco años su relación es más fuerte que nunca y su precioso hijo aún la hace más sólida.
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