El muchacho estaba en los EEUU para tener unos brazos, una prótesis que de seguro iba a cambiarle la vida. Una organización le pagaba la prótesis y los médicos del hospital. Teniéndolo de huésped en su casa, mis amigos le pagaban la estancia en los EEUU.
Yo nunca había conocido a nadie sin brazos. Le pregunté al chico sin brazos como había pasado el accidente y me dijo que no fue un accidente. Le cortaron los brazos a los tres años debido a "un asunto de familia". Francamente me quedé sin palabras. Sobretodo por la felicidad que desprendían sus ojos. Ese chico tenia un sueño, su sueño era tener brazos. Y ese sueño se hizo realidad gracias a su fortaleza, su optimismo y a la generosidad de buena gente como mis amigos.
Ese verano, recibí una gran lección. Los sueños llegan cuando los deseas enormemente. Y también hay gente buena que hace que los sueños se hagan realidad con su gran generosidad.
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