19 diciembre 2015

TU LUZ INTERIOR

Ayer recibí un correo electrónico de una buena amiga para decirme que mi cuento de Navidad le había gustado mucho. ¡Su mensaje me llegó al corazón! Sus cálidas palabras transmitían una energía positiva que traspasaba fronteras. Ahora mi amiga está trabajando en una industria farmacéutica, en Berlín. Un sueño hecho realidad con el que llegó con determinación, trabajo y flexibilidad.

Mi amiga podía haber tenido una carrera brillante en una cátedra de una prestigiosa universidad española. Aún así, con un buen trabajo, dejó su ciudad y se fue a los EEUU con una beca para trabajar en una pequeña universidad en un proyecto de investigación en la cura contra el cáncer. La universidad estadounidense la contrató durante varios años renovándole el visado y ofreciéndole uno de trabajo en la universidad. Pero su sueño continuaba siendo la industria farmacéutica no la universidad. Como el visado de trabajo era un impedimento en los EEUU, buscó en Europa. 

Finalmente, encontró una oferta de trabajo en Alemania. Parece ser que mi amiga cumplía todos los requisitos para aplicar excepto que no hablaba Alemán. Pero, ¿era eso realmente un impedimento? Su inglés es fluido y el alemán siempre se puede aprender. Aplicó y la escogieron para el puesto.


En el caso de mi amiga, su meta era la industria farmacéutica y su camino hasta lograr su meta enriqueció su trayecto. Buscando su meta, mi amiga trabajó en distintas universidades de distintos países lo que le dio una experiencia personal y profesional única. Su determinación le hizo llegar donde ahora está.

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