Estaba oscuro y no llevaba las gafas puestas. En el ticket que me dieron, buscaba un número que me diera mi turno y no lo encontraba. Veía solo letras. Me esforzaba en ver, pero no veía ningún número. Al cabo de un par de minutos, los ojos me dolían de tanto esforzarme y dejé de mirar. Entonces, jugando con el ticket entre mis dedos, le di la vuelta sin querer y fue entonces cuando vi el número.
Así es como muchas veces hacemos las cosas. Hacemos, hacemos siempre hacemos y siempre hacemos lo mismo y por tanto las cosas siempre salen de la misma manera. Es cuando ponemos distancia, cuando miramos en otra dirección distinta a la que habíamos mirado hasta entonces, que vemos.
Esto me recordó un cuento que escuché hace unos meses a una contadora de cuentos en Story Space, no recuerdo su nombre, no sé si el cuento era suyo, ello no dijo el autor. Pero el cuento me encantó.
Este es el cuento. Espero que os guste y que con la metáfora miréis en otra dirección para ver claro y hacer vuestro deseo una realidad.
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